viernes, 2 de julio de 2010

01 julio 2010

El día pintába para bien, pero mientras se acercabán las horas, empece a impacientarme,

grabé tu número en mi celular para llamarte y confirmar que solo era paranoia,

pero no lo hice y fui... y a minutos de gopear tu puerta, me preguntaba en la forma mas correcta de saludarte:

"hola" y pasar... "hola" besarte en la mejilla y entrar... "hola" y besarte apasionadamente como la última vez,

en ese mismo lugar, cuando no te queria soltar y volver a la cruda realidad...

de acuerdo, segunda opcion no estuvo mal.


A los segundo me abrazaste, y tuve miedo responderte... Sentia tus manos suaves rodeando mi cintura, tus labios besando mi cuello, el comienzo de mis pechos... y me rendí... te seguí...

te seguí a ese idilio frustrado del cual éramos cómplices... perfectos para mí.

Nos dejamos llevar por el salvajismo carnal que nos tenía de rehén,

y sobre las sábanas desnudamos el alma... y también algo mas...


Me complemente a tu cuerpo, y quizás fue mutuo... no lo sé.

Mire tus ojos y me perdí en ellos.

Me entrelace a tus piernas como enredadera y temí soltarte... temí caer...

caer y despertar y no tenerte a mi lado...


Me hablaste del amor y del miedo... y te creí

del qué pasaría si nos enamoramos... y te mentí.

no le temas a lo imposible amor mio, no lo hagas

vivamos bajo estas goteras que predicen la tormenta... a lo lejos... quizás.


Soltaste tu furia amedrentada por la sociedad,

y sentí que te veía despertar, al abrir tus ojos, de ese útopico sueño que se podía tocar,

me miraste, y bese tu boca... suave, muy suave, y hasta ingenua llegue a pensar,

pero una pequeña corriente fria, quizás, marco el final...

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